La producción de café orgánico se caracteriza por el uso de insumos naturales y prácticas tradicionales que buscan contrarrestar la erosión del suelo, mejorar la fertilidad de la tierra, mantener la biodiversidad y llevar a cabo un manejo íntegro del agroecosistema. Por ello, no hace uso de agroquímicos ni productos de origen transgénico.
Tiene como finalidad alcanzar un producto de alta calidad sin deteriorar el ambiente; para lograrlo, los productores realizan rigurosas labores de cosecha, almacenamiento y transporte. Todo este proceso implica una mayor mano de obra.
Además de contemplar los aspectos ecológicos, también considera las condiciones de vida de los productores.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), hasta 2017, los estados de Chiapas, Oaxaca, Veracruz y Puebla, eran los principales estados productores de café orgánico, con un volumen de producción de 350 mil sacos de 60 kilos, lo que colocó a México como el segundo productor a nivel mundial.
Para que una producción de café se considere de tipo orgánico, debe contar con una certificación que lo avale; sin embargo, muchos de los campesinos no tienen acceso a este tipo de certificaciones, ya que para obtenerlos es necesario pagar una serie de cuotas y en ocasiones no disponen de recursos económicos.
“Más que una certificación, lo que debe estar de base para llamar a algo orgánico, es la constante búsqueda de mantener esos agroecosistemas de manera autónoma, es decir, sin depender de estar poniendo una gran cantidad de insumos externos, sobre todo agroquímicos”, precisa Cecilia González, quien realiza investigación sobre las interacciones ecológicas que ocurren en los cafetales, como parte de sus estudios de doctorado en el Instituto de Ecología de la UNAM.
Variedades de café
A pesar de que existen diferentes tipos de café, seleccionados o hibridados (mediante el cruce de dos especies diferentes) como el híbrido de Timor, actualmente en México predominan las variedades pertenecientes a las especies arábica (Coffea arabica) y robusta (C. canephora).
- Las variedades arábicas se distinguen por sus superiores cualidades organolépticas en comparación con las variedades robustas; estas características incluyen color, aroma, sabor y textura.
- Sin embargo, en los últimos años se ha observado un incremento en la siembra de variedades de tipo robusta, especialmente por parte de empresas dedicadas a la producción de café soluble. Esto se debe a la resistencia de la variedad robusta frente a ciertas plagas, lo que implica un menor riesgo para los cultivos. En consecuencia, se tiende a sacrificar la calidad del café en favor de la cantidad”, comenta Emilio Mora, quien investiga la dispersión de la roya en los cafetales como parte de su programa de doctorado en el Instituto de Ecología de la UNAM.
Beneficios de la producción de café orgánico
La producción de café orgánico emplea diversas técnicas como el cubrimiento de los suelos con material orgánico, este puede ser estiércol de ganado o vermicompost (compostaje con lombrices); la rotación y asociación de cultivos; la regulación de sombra, entre otros.
Un rasgo distintivo de la agricultura orgánica es que se enfoca en tratar de comprender las relaciones ecológicas e incluso las relaciones biofísicas y bioquímicas que sostienen la producción en los agroecosistemas, destaca la maestra en Ciencias Biológicas, Cecilia González.
En la mayoría de los casos, la producción de café orgánico se lleva a cabo por indígenas y campesinos de la región, quienes poseen superficies menores a cinco hectáreas para poder sembrar. Este tipo de producción es de carácter minifundista; en ella participan diferentes miembros de una familia, y en ocasiones forman cooperativas.
La fuerza de trabajo familiar o en equipo resulta un factor importante para este tipo de agricultura, por ello no se debe dejar de lado la cuestión social. Gracias al trabajo de los caficultores, ya sean mujeres u hombres, es posible obtener un café sano que nos aporte beneficios.
En la parte ecológica, este tipo de cultivo permite la protección de la cobertura de los suelos; el aumento de las interacciones de las redes ecológicas y el tipo de sistemas autónomos que pueden existir en los cafetales; aunado a la regulación biológica interna, comentó el maestro en Agroecología, Emilio Mora.
La protección del suelo es posible mediante el suministro de abono orgánico. El manejo e incorporación de rastrojos y la cobertura del suelo con restos de poda, ayudan a mantener la humedad, la temperatura y aumenta la biodiversidad de los microorganismos del suelo.
“Los cafetales con diferentes tipos de árboles permiten el establecimiento de aves, murciélagos y hormigas, entre otros seres vivos, los cuales promueven funciones bióticas al interior del cafetal, pero también en los bosques circundantes”, comentó la investigadora Cecilia.
Es posible encontrar diversas interacciones entre las especies que habitan los cafetales, y algunas resultan ser benéficas para el propio cultivo.
Un ejemplo es el mutualismo que existe entre la escama verde del café y un tipo de hormiga; la primera es un organismo que se adhiere a las ramas del cafeto para succionar algunos nutrientes; mientras que la segunda protege a la escama de sus depredadores, incluyendo herbívoros o potenciales plagas, y se beneficia de una secreción que ésta produce. De manera indirecta las hormigas protegen a los cafetos, explica la investigadora Cecilia.
“La idea de tratar de entender estas interacciones es ver qué organismos pueden ser muy importantes para la dinámica del ecosistema en general”.
Sin embargo, la dinámica ecológica es compleja y no siempre las especies se benefician unas a otras, un ejemplo de ello son las plagas.
Plagas presentes en los cafetales
Anteriormente los cafetales sembrados en altitudes bajas, entre los 600 y 800 metros sobre el nivel del mar, eran zonas en las que se desarrollaban plagas como la roya (hongo fitoparásito). Las condiciones de humedad y temperatura que presentaban estas zonas, eran óptimas para su reproducción. En los últimos años, esto ha cambiado y sin importar el tipo de altitud en la que se siembre café, es posible encontrar esta plaga.
“Los cambios en la temperatura, en los vientos y en el patrón de lluvias en los últimos años, permitieron que el hongo pudiera alcanzar y completar su ciclo de vida en altitudes más altas, donde tampoco existían muchos depredadores del mismo. Esto ocasionó, entre otras cosas, la gran epidemia de roya entre el 2012 y 2015 que conllevó a una enorme crisis cafetalera en México”
Este hongo afecta a las hojas y aumenta la defoliación (caída de hojas). Ocasiona un cambio entre la cantidad de elementos que puede sostener el cafeto y la superficie que tiene para generar energía a través de la fotosíntesis; por ende, la producción de café disminuye, comentó el investigador Emilio Mora.
El control de plagas es uno de los mayores desafíos de la producción de café orgánico; para prevenir su dispersión se buscan crear barreras de viento, poner árboles entre las parcelas o rodear los cultivos con otros tipos de árboles de la región.
Actualmente se desarrollan líneas de investigación que buscan comprender la compleja red de interacciones de diversos organismos que viven en los cafetales, y los factores que propician la dispersión de plagas, con la finalidad de promover un autocontrol en los cultivos y contar con medidas naturales. CO