Cada año esta industria emite 1.200 millones de toneladas de gases de efecto invernadero. Este sector es también el tercero que más impacto produce en términos de consumo de agua y uso de tierra y el quinto en términos de consumo de materias primas primarias.
Esta producción perjudicial, se complementa con el drástico aumento del volumen de residuos textiles. Una vez usada, nuestra ropa se tira sin que el material sea reutilizado.
Esta observación está estrechamente vinculada con la moda rápida. Esta moda rápida define la renovación ultrarrápida de las colecciones de prendas de vestir por parte de las marcas y una duración muy corta de uso por parte de los consumidores. Produciendo cada vez más rápido, las industrias que adoptan este modelo buscan minimizar los costos de producción en detrimento de la calidad del producto, al mismo tiempo que reducen los tiempos de suministro para aumentar su rentabilidad. El impacto sobre el medio ambiente es, por tanto, fuerte: uso de materias primas (recursos naturales o fósiles), productos químicos, uso excesivo de agua, falta de respeto por el bienestar animal, contaminación del suelo, etc.
El aspecto ambiental también va acompañado de un mal historial social. De hecho, la producción de ropa está a cargo de mano de obra cuyos derechos no siempre se respetan. El trágico evento de Rana Plaza en Bangladesh en 2013 nos recuerda esto, o más recientemente, el algodón que utilizan las principales marcas el cual viene del trabajo forzoso de los uigures en China.
Dado que la conciencia se ha multiplicado por diez, los consumidores, ahora, esperan más transparencia de las marcas. Más del 80 % de los ciudadanos de la UE están de acuerdo en que no hay suficiente información disponible sobre la ropa que compran y que se necesitan normas más estrictas.
Compromiso con la moda sostenible
Para contribuir a una industria de la moda más ética, las empresas deben comprometerse con acciones que promuevan la sostenibilidad.
Muchas marcas ya son conscientes de los problemas existentes y han tomado medidas responsables. Para continuar reduciendo el impacto del sector textil, ahora es necesario integrar la protección del medio ambiente en cada paso de la producción, desarrollar canales socialmente responsables (por ejemplo, revalorizando fibras francesas como el cáñamo y el lino) o asegurar el canal ante la complejidad de la cadena de suministro.
En este sentido, la Unión Europea desveló en marzo de 2022 su estrategia referente a los textiles sostenibles y circulares para que aquellos que sean puestos en el mercado en 2030 respeten unas reglas: ciclo de vida sostenible del producto, producción diseñada para respetar el medio ambiente y los derechos humanos, ausencia de sustancias peligrosas y transparencia de la producción para el consumidor. El reciclaje también está en el centro de los problemas ambientales y ayuda a ahorrar recursos naturales y fósiles. Ante el crecimiento de la población mundial y la disponibilidad de nuestros recursos, es imperativo evitar el uso excesivo de materias primas vírgenes que no sean producidas de forma respetuosa con el medio ambiente, fomentando el uso de materiales reciclados en productos textiles.
Convertirse en una marca comprometida a través de la certificación
El aspecto ético hacia el consumidor incluye la transparencia en la etiqueta del producto. Ecocert está a su lado para afrontar los desafíos del mundo del mañana y para apoyarle en la promoción de sus buenas prácticas ambientales y sociales. Como organismo de certificación exigente, seleccionamos entre todas las etiquetas existentes aquellas que tienen un impacto positivo en el planeta y superan muchos desafíos de ecodise
- GOTS garantiza un método de producción ecológico y responsable centrándose en el uso de fibras orgánicas, así como en el respeto y la mejora de las condiciones de trabajo;
- Las etiquetas de Textile Exchange promueven el respeto por el bienestar animal durante la cadena de producción con que incluya uso de lana mohair de oveja, alpaca o cabra;
- La etiqueta OCS es una herramienta de verificación para la compra y trazabilidad de materiales textiles orgánicos, que garantiza, al consumidor final, el contenido orgánico en el producto adquirido;
- ERTS es un estándar ecológico que integra distintos tipos de materiales como fibras naturales, fibras de origen natural o fibras recicladas; El ERTS nivel II también garantiza el cumplimiento de criterios ambientales y sociales, por lo que es muy útil en combinación con otra certificación que no tenga dichos criterios, como RWS, RCS, OCS, etc.
- FSC es una herramienta de trazabilidad para textiles de origen forestal como la viscosa, el caucho natural, el corcho y el bambú;
- Fair for Life garantiza, entre otras cosas, condiciones laborales justas a lo largo de la cadena de suministro y un precio justo para los productores. GOTS, GRS,
- ERTS y las certificaciones de Textile Exchange son reconocidas por esta norma y pueden simplificar los procedimientos de verificación de la producción textil.
Gracias a nuestros 20 años de experiencia en este sector, podemos ayudarlo a implementar o mejorar prácticas sostenibles. Por un lado, en la preparación, gracias a nuestra oferta de Consulting & Training, por otro lado, al final del proceso, gracias a alguna de las certificaciones que se han presentado anteriormente.
En conclusión, es necesario que las marcas apuesten por la sostenibilidad en el sector textil para ofrecer prendas mejor diseñadas, producidas de forma más natural y ecológica, respetando a los trabajadores y la biodiversidad. Pero el compromiso también debe estar del lado del consumidor. Ellos serán los que tomen las decisiones finales, y depende de ellos cambiar su patrón de consumo hacia un enfoque más consciente, mientras disfrutan de su ropa por más tiempo. CO